Tener un sistema te permite libertad.
A principios de semana hablamos de coherencia, de constancia y de acumular pequeñas acciones en el tiempo para conseguir acercarnos a ese objetivo que queremos conseguir. Tener un propósito, una misión que te encienda y que haga navegar el rio de la vida te dará el faro necesario para situarte en el timón de tu barco, pero no es suficiente. De nada sirve saber lo que quieres hacer si no lo haces, y de eso vamos a hablar hoy: cómo crear un sistema que te permita conseguir liderar tu barco, no desde la exigencia o la frustración, si no desde el disfrute del camino.
Uno de los mayores aprendizajes que me está dando este 2023 es lo que en inglés llaman “leverage” o apalancamiento, la oportunidad de utilizar recursos a nuestro favor para que trabajen para nosotros, sin que nosotros tengamos que trabajar más por ello. Me explico: cuando enseñamos a alguien a hacer algo, estamos apalancándonos en esa persona para que a la larga, cuando ya lo haya aprendido, podamos dejar de hacer nosotros esa acción y que lo haga la otra persona, sin prácticamente intervención por nuestra parte. Cuando invertimos nuestro dinero, nos apalancamos en la idea/trabajo/recursos de otros para que nuestro capital crezca sin tener que dedicarle atención por nuestra parte. Cuando creo un contenido y lo comparto con vosotros, si os gusta y se viraliza, empieza a distribuirse de forma automática, sin que yo tenga que dedicarle, de nuevo, foco a hacerlo crecer. Eso es el “leverage”, inventar tiempo donde no lo hay. Si has prestado atención a mis últimas frases, te habrás dado cuenta de que al final, con esto, nuestra intención es clara: multiplicar nuestro tiempo. Todos tenemos 24 horas, pero no todos las utilizamos igual. En la vida no todo es cuestión de tiempo, es cuestión de prioridades. Las prioridades determinan nuestras decisiones, nuestras acciones y, en última instancia, cómo vamos a vivir nuestra vida.
Hasta ahora hemos visto múltiples formas de apalancarnos en nuestro día a día: el trabajo de los demás, nuestro dinero, el contenido que compartimos con otros… pero hay una forma más de apalancarse que arrasa con el resto, que te permite, si lo sigues a rajatabla, hackear tu vida. Mejorar aspectos que creías inmóviles en ti y hacer un upgrade en tu vida. Y esa palanca se llama tiempo. Si, apalancarse en el tiempo para ganar… tiempo, puede sonar contradictorio, pero es lo mejor que te puede pasar, una vez que le coges el ritmo.
En mi newsletter origen (El propósito) te conté cómo puedes vivir tu vida dejándote llevar por la inercia del río, o cómo puedes hacerlo de forma intencional. Con el tiempo pasa lo mismo: puedes tomar la decisión de dejar que tu día pase, o puedes empezar a construir sistemas que te permitan que, cada día, con las acciones que tomas, se vaya construyendo una estructura que te permita volar. No será rápido, no será fácil, pero le dará una ventaja a tu versión del futuro muy drástica, una ventaja que tu yo del pasado nunca pudo imaginar. Supón que las horas son bloques, bloques de lego que vas acumulando a lo largo de tu vida. Normalmente, vamos acumulando estos bloques en línea recta, desordenados, sin intencionalidad. Vamos dejando que esos bloques caigan de cualquier manera en nuestra línea del tiempo. A veces, y dependiendo de lo que nos guste algo, de lo ordenados que seamos o de la prioridad que represente en nuestra vida, vamos colocando los bloques, en vez de dejar que caigan al azar, consiguiendo que estos bloques creen una estructura, una altura, y se compongan entre sí, como una columna en el que todos los bloques están ordenados. Conseguir eso sería el equivalente a construir un templo en vez de tener unas ruinas. Y eso es lo que podemos hacer con nuestra vida, nuestro tiempo y nuestra experiencia vital.
He aprendido que la mejor manera de poder construir tu templo es a través de los sistemas. Un sistema es un conjunto de acciones que, una vez realizadas, te permiten salir de la ecuación y dejarlo todo en piloto automático. Es una herramienta tan poderosa como peligrosa, porque existen sistemas inconscientes que nos destruyen, y otros que nos mejoran. Un sistema destructor podría ser, por ejemplo, acostumbrarte a que, nada más llegas a casa, te abres una cerveza, un paquete de doritos y te pones a ver la tele, como método de relajación o evasión de un día de mierda. Es fácil, es cómodo, pero desde luego es un sistema que a la larga te genera caos, tirando de cualquier manera esos bloques a tu línea del tiempo, desaprovechando la oportunidad de crear algo con ellos. Ahora, pongamos que, en la misma situación, creas un sistema en el que, después de llegar a casa tras un día complicado, tienes un espacio de auto cuidado, en el que te enciendes una vela, te vas un rato a pasear, ves a un amigo o te preparas una cena que te ilusione y te nutra. La cosa cambia. Tendrás el mismo resultado inmediato (satisfacción), pero tus bloques se ordenarán de forma muy diferente. ¿Ves la importancia de hacer conscientes los sistemas?
Construir tu templo requiere tiempo, foco y claridad. Los sistemas son la clave para acelerar el proceso y conseguir que tu día a día sea intencional, no inercial. Creo FutureSelf como una herramienta para construir sistemas que me ayuden a ser mejor que ayer. Que permitan a mi yo del futuro tener unas bases sólidas sobre las que construir, y que te permitan a ti poder aprovecharte de todo lo que vaya construyendo. Durante los próximos meses, cada semana, iremos descubriendo formas de mejorarnos a nosotros mismos a través de estos sistemas.
Sistemas que nos harán avanzar en nuestro cuerpo, mente, espíritu y alimentación a través de la tecnología y los últimos avances. Si empiezas conmigo ahora, es probable que en unos meses tu yo del futuro sea muy diferente a lo que está proyectado ahora. Estarás despertando tu potencial, y, con él, tu nueva versión.
La semana que viene hablaremos de lo primero que hay que hacer para construir tu templo: Alimentarlo con la medicina que se merece.
Gracias por leerme,
Gracias por tu post. En este momento dinde he pegado un cambio en mi vida dejando un trabajo de 20 años para ir a un sitio donde me vuelva a apasionar lo que hago no ha podido llegar en mejor momento tu proyecto. Encaja al cien por cien con lo que quiero para mi.