FutureSelf 6: Invierte en tu potencial y serás libre
El miedo está dominando tu vida y aún no lo sabes. Pero hay un antídoto, el mejor aliado contra él: se llama potencial.
Hablar de potencial es como hablar de magia. El potencial tiene la capacidad de permitirnos soñar, imaginar futuros en los que estamos en situaciones muy diferentes a la actual. Futuros en los que somos quienes realmente queremos ser, no quien la sociedad (o nosotros mismos) nos impone. Además, el potencial se diferencia del resto de conceptos porque es puro: sólo ve la cantidad de oportunidades que están por crearse, que puedes desarrollar. Ver el potencial en otra persona es fácil, verlo en nosotros mismos es una tarea más complicada.
Seguro que te ha pasado con algún amigo o amiga: “Tienes que hacer esto, lo veo clarísimo, te saldrá genial, no cabe duda de que es tu destino.” En cambio, cuando pensamos en nosotros mismos, el discurso cambia: “¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Y si me quedo mejor donde estoy y no tiento a la suerte?”.
Lo que ha cambiado entre ambas perspectivas es una cosa muy clara: el miedo. El miedo nos impide avanzar, alcanzar nuestras metas, suprime nuestra ambición y la atomiza hasta que se convierte en granos de arena que desaparecen entre nuestras manos. El miedo es una herramienta poderosa, y tremendamente destructiva, es el némesis del potencial, lo que lo desactiva y lo condena a un eterno destierro.
Y es que, al fin y al cabo, es uno de los mecanismos de supervivencia más productivos y eficientes que como especie hemos tenido para sobrevivir. Activa los mecanismos de lucha o huída, de parálisis para analizar cuál es el futuro que más nos conviene para nuestra seguridad y estabilidad. El miedo es necesario, pero para identificarlo, entenderlo y crecer sobre lo que hemos aprendido de él, no para que nos controle, nos gestione nuestro futuro y nos cape un potencial que será desperdiciado.
Nuestras dudas son traidoras y nos hacen perder lo que con frecuencia podríamos ganar, por simple miedo a arriesgarnos.
La frase de arriba es de Shakespeare, y es que, en un mundo en el que el miedo domina la mitad de nuestras decisiones, y a gran parte de los humanos, yo decido darle la vuelta, como una moneda, y ver la otra cara del miedo, su antónimo, su némesis: el potencial.
Al igual que el miedo se vale de recursos como el riesgo, la incertidumbre o la falsa sensación de seguridad, el potencial se vale del deseo, de la ambición y de la esperanza para cumplir su misión. Así que te voy a ayudar a desgranar esto para que elijas qué tipo de vida te gustaría vivir a partir de ahora.
Elegir la senda del miedo es un camino fácil al principio, del que probablemente te arrepientas a largo plazo. Es el camino en el que definimos muy bien los límites de nuestra zona de confort, en el que no salimos de lo que la mente considera “seguro” y en el que empezamos a experimentar una sensación de confort. Empezamos a odiar la incertidumbre, los cambios y los imprevistos. Nos volvemos frágiles porque, aunque creamos que estamos seguros, lo cierto es que estamos en la cuerda floja. Cualquier situación externa a nosotros: una crisis, una enfermedad, una ruptura, un despido… puede romper esa burbuja que poco a poco hemos ido inflando, creyendo que nos protegería como un escudo de un caballero, y que realmente sólo se veía robusta desde el interior, porque desde fuera nunca ha dejado de ser eso: una fina capa de jabón que puede romperse a la mínima ráfaga de aire, al mínimo contacto con cualquier elemento exterior. A medida que avanzamos por este camino, nos hacemos más pequeños, más limitados, más condicionados. Irónicamente, elegimos seguridad para crear el mayor de los riesgos: perder el control de nuestra vida.
Por otro lado, elegir el camino del potencial es difícil. Nadie te anima a hacerlo porque es un río contra corriente. Es una resistencia constante a batir, una sensación de incomodidad a la que cada vez estamos menos acostumbrados. Es un camino que parece que nunca acaba, pero en el que creces a medida que avanzas. En el que lo etéreo, lo sutil y lo flexible empieza a dominar tu vida. Donde no sólo no huyes del cambio, si no que lo provocas para seguir creciendo. El potencial habla de la esperanza, del power real que hay por ti esperando a ser despertado. Desata las infinitas opciones que tienes a tu alrededor y te da la posibilidad de elegir y crear una vida que se adapte a ti y a lo que el universo tiene para ofrecerte. Te ofrece la capacidad de experimentar tu deseo, de evitar que, con el tiempo, se convierta en frustración y arrepentimiento, porque, cuando lo intentas, tus probabilidades de conseguirlo pasan de 0 a más de 0.
Espero haberte convencido de que el segundo camino, aunque más difícil en un principio, te va a dar cosas que el primero nunca podría soñar en tener.
Si quieres seguir el primero de los caminos, sólo tienes que seguir tu lado más animal, más primario, dejarte llevar por la supervivencia, por el instinto (que no la intuición) y por el deseo más material. Deja que el miedo tome el control, dejando que cada día, de forma sutil y prácticamente invisible, vaya construyendo esa jaula de la que poco a poco será más difícil escapar. Acabarás viviendo una vida en la que el propósito, la ambición, el deseo o la flexibilidad serán ecos lejanos de una vida que pudo ser la tuya, pero no lo fue.
Si, como yo, has decidido que es hora de tomar las riendas de tu vida, de vivir una vida intencional, que creas tú con tus decisiones y con la que no sólo ir rompiendo esa jaula que todos hemos creado, si no, expandiendo tu reino más allá de lo que creías posible, quiero enseñarte algo.
Quiero enseñarte a construir, poco a poco, el camino hacia ese yo del futuro que puedes ser. Da igual si en 2 meses, 3 años o en una década, porque acabarás conquistándolo. Es una cuestión de tiempo, te lo aseguro, pero todo empieza con una decisión: invertir en tu FutureSelf.
La semana que viene te contaré por qué creo que invertir en uno mismo es una de las mejores decisiones que puedes tomar para mejorar tu futuro.