FutureSelf 24: Recablea tu cerebro y elige tu destino
La forma más sencilla de conseguir lo que quieras
Es fácil imaginarse cómo sería tu vida si hace unos años hubieras tomado la decisión de ser otra persona. Es fácil fantasear con la idea de cómo sería tu realidad si hubieras tomado responsabilidad sobre un deseo, si hubieras pasado a la acción y hubieras perseverado con ello.
Seguramente, en otra realidad, en otro universo, tu yo paralelo esté ahora disfrutando de esa decisión, de esa acción sostenida en el tiempo. Y es que, tal y como yo lo veo, vivimos en un universo de infinitas posibilidades, de infinitas decisiones que se van ramificando y sobre las que vamos, paso a paso, caminando. Tu yo del pasado cambió tu presente al abrir este email, al tomarse el tiempo para leerlo, al interiorizar las palabras que ahora salen de mi mente y se plasman sobre el ordenador. No volverás a ser la misma persona tras haber absorbido esta información, así que estás, literalmente, cambiando tu futuro a medida que avanzas en la lectura de esta newsletter. Y eso tiene un poder incalculable, vaya que si lo tiene.
Tiene el poder de cambiar tu percepción sobre el mundo, de mostrarte que, aunque la vida nos ponga por delante constantemente situaciones que no hemos podido preveer, o controlar, tenemos la capacidad de decidir sobre ellas, de decidir cómo reaccionaremos a ellas, de liderarnos a un nivel que nuestro yo del pasado nunca llegó a imaginarse. No podremos ver el futuro, pero podemos hacer algo mejor: crearlo.
Hace tiempo escuchaba una reflexión que se quedó marcada en mi hipocampo: cada vez que experimentamos algo (una canción, una reflexión, una conversación con una amiga, un recuerdo, una emoción, una historia, etc), algo sucede en nuestro cuerpo: se generan nuevas conexiones neuronales que refuerzan o disminuyen caminos que ya han sido creados. Esas conexiones neuronales, llamadas sinapsis, forjan nuestro ser, nuestra identidad, lo que pensamos, lo que hacemos, lo que creemos, lo que creemos creer, todo. Son las carreteras de nuestra vida, por las que transitamos muchas veces en piloto automático, porque nadie nos ha enseñado a hacerlo de otra forma.
Siguiendo con el ejemplo anterior, imagina que toda conexión neuronal son caminos o carreteras. Como cualquier camino, cuanto más se transite, cuanto más se pise, más probabilidades hay de que se genere una ruta, de que se cree un camino claro y delimitado. No es lo mismo el tráfico que genera una ruta Barcelona-Madrid, que el camino hacia una casa independiente en una aldea perdida en Galicia. Hay carreteras que, como el caso de esa casa gallega, son pequeños senderos, caminos prácticamente sin explorar, llenos de polvo y a los que ni siquiera se ve la delimitación entre el camino y el bosque. Son conexiones débiles, fácilmente sustituibles, que se generan cuando no hemos recibido suficientes estímulos en ellas. Son puntos de partida, potencial puro, pero nada más. Corren en riesgo de que el tiempo las borre del mapa, de caer en el olvido y volver a ser terreno salvaje, de desaparecer. Hay otras, sin embargo, que son fuertes y resistentes, son autovías de 4 carriles con puentes, asfalto y mucho tráfico, por ellas cada día pasan millones de personas, que la utilizan como vía principal para llegar a su destino. Son carreteras de referencia, de las que usas para muchas cosas diferentes. Estas autovías tienen tanto poder, que son difícilmente borrables de la noche a la mañana, están tan arraigadas y son usadas por tantos, que, como dicen en inglés, son “too big to fail”.
Y entender que eso mismo pasa en nuestro cerebro cada segundo en esta realidad es tan importante como respirar. Porque entenderlo significa elegir qué camino tomar en cada momento, qué ruta reforzar y qué carretera elegir dependiendo de nuestros intereses. Puedes reconfigurar tu cerebro, hacerlo más versátil, más amable, más flexible, más disciplinado, lo que quieras. Existen mil estudios que demuestran que nuestra capacidad de adaptación cerebral es simplemente mágica. Casos de personas que, por diferentes causas, dejan de tener medio hemisferio cerebral, y el propio órgano se reestructura para conseguir gestionar, con un solo hemisferio, todo el cuerpo, sensaciones y emociones, y seguir viviendo con normalidad. Es el caso de las personas a las que se les practica una hemisferectomía, la extirpación de medio cerebro para pacientes que sufren una epilepsia muy grave que no puede ser tratada con fármacos. Vivimos con una caja de pandora llena de enigmas, pero también de potencial y superpoderes, y hoy quiero contarte cómo la uso yo a mi favor para que mejore mi vida de forma constante.
Hacerlo requiere de presencia, constancia y claridad, y esto es importante: si no es tu prioridad, acabarás volviendo a aquellas conductas, creencias, pensamientos y limitaciones que forman tus redes neuronales principales, porque es la base sobre la que se construye todo en nuestro sistema evolutivo: sólo perdura lo que se usa, lo que no, se desecha.
Pero, si consigues hacerlo tu prioridad durante una mínima cantidad de tiempo suficiente como para que la magia ocurra, empezarás a notar cosas. Muchas cosas. Empezarás a pensar diferente, a tener otra perspectiva de la realidad que te rodea, a generar más ideas donde antes sólo había vacío. Empezarás a conectar puntos que antes permanecían aislados, a ver oportunidades donde antes había frustración. Y eso es magia, porque empezarás a cambiar de forma literal tu realidad.
Las redes neuronales son las responsables de nuestros pensamientos, ideas y creencias. Si reforzamos o modificamos estas redes, cambiamos nuestros pensamientos, ideas y creencias. Si cambian nuestras creencias, cambian nuestras acciones. Si cambian nuestras acciones, cambian nuestros hábitos y rutinas, y, cuando cambian nuestros hábitos, también lo hace la visión que tenemos sobre nuestra identidad, lo que nos lleva a forjar nuevos pensamientos, creencias e ideas. ¿Y qué ocurre cuando cambia nuestra identidad, nuestros hábitos y nuestras creencias? Que cambia nuestra realidad. Damos un salto cuántico de una realidad a otra, de un universo al siguiente, utilizando de puente nuestro presente. Un circulo virtuoso que actúa en ambos sentidos, positiva o negativamente. ¿Ves ahora donde está el poder del que te hablaba al principio de esta newsletter? Cambiar tus redes neuronales es un camino seguro hacia el cambio de nuestra realidad.
Uno de los mejores pasos para cambiar nuestra realidad es hacerlo de la mano de alguien que ya lo está haciendo, generando un patrón de claridad y de dirección mucho más constante y seguro.
Por eso, te propongo dos caminos que pueden ayudarte mucho en la construcción de tu nueva realidad. El primero es un training que daré este lunes 27 a las 18h. Será un training de hábitos en el que exploraremos todas las herramientas necesarias para cambiar tu realidad, para empezar a dar los pasos necesarios y recablear tu cerebro, será un taller intenso, y quedará grabado. Puedes comprarlo aquí por 79€ (su precio subirá a 99€ mañana) y acceder este lunes. Hay más de 100 personas ya apuntadas que van a cambiar su forma de hacer las cosas.
También te traigo algo que me flipa y que quiero compartir contigo. Desde pequeño me han alucinado los calendarios de adviento. Así que voy a crear el mío propio, pero con un pequeño detalle que lo cambia TODO: Será un calendario de adviento para mejorarte. Para construir a tu yo del futuro. Y, como buen calendario de adviento, estará PLAGADO de sorpresas, herramientas, plantillas, reflexiones, semillas y pasos accionables para ir construyendo, durante 24 días, tu futuro. Va a ser la experiencia más divertida que haya hecho este 2024, y puedes acceder por 29€ durante este fin de semana aquí. El lunes subirá a 39€ y su precio final será de 49€.
Dicho esto, quiero animarte a que, lo hagas conmigo o por tu cuenta, empieces a construir patrones que te permitan llegar a reforzar las redes neuronales que realmente quieres tener en tu cerebro. Para ello, te cuento el sistema que yo utilizo y que más ha sido respaldado en los últimos años por diferentes estudios.
Siguiendo con la comparativa de las carreteras de las que hablábamos al principio, para que una nueva conexión se desarrolle en nuestro mapa, debemos darle tráfico, un motivo para que esa ruta tenga sentido. Ese tráfico se lo daremos con estímulos constantes, acciones que refuercen ese nuevo hábito. Si lo que quiero es comer más sano, mi objetivo será tener una identidad de persona sana, por lo que cada vez que me entren las ganas de comerme un croissant, escucharé ese pensamiento, entenderé si es por una emoción (ansiedad, ganas de evadirme de otra cosa, hambre real, etc) y lo intercambiaré por otra acción que me acerque a la persona que estoy construyendo, me comeré unos frutos rojos, beberé un vaso de agua o comeré algo que me beneficie realmente. Lo que haré puede parecer insignificante, pero en ese momento estoy dándole una razón de peso a mi cerebro para reforzar una conexión muy débil en mi cerebro. Le estaré diciendo: me apetece un croissant pero me como otra cosa: estoy cambiando mi conducta. El cerebro se sorprende y entiende que eso pertenece a mi nueva realidad, así que le da más importancia. Y ahí es donde empieza a enviar tráfico, señales eléctricas y bioquímicas que empiezan a transitar esa ruta. La magia empieza a brotar. Tu nueva realidad cambia dentro de tu cerebro. Cuanto más repitas ese patrón, más señales y más refuerzo.
PERO, y es un gran pero, existe un atajo, una forma de enviar muchas señales eficientemente por esa nueva ruta. Es como si de repente hubiera un gran evento internacional en tu casa de Galicia, y las olimpiadas de este año se hicieran allí. A tu cerebro no le quedaría otra que construir sí o sí la infraestructura para asegurarse que puede absorber la cantidad de personas que llegarán. De este atajo hablaré en el training del lunes, y de cómo usarlo a tu favor para construir hábitos a lo bestia, de forma constante, pero acelerándolo con un proceso 100% natural que ya usamos en el día a día sin darnos cuenta.
Como decía al inicio, es fácil imaginarse cómo sería tu vida si hace unos años hubieras tomado la decisión de ser otra persona. Es fácil fantasear con la idea de cómo sería tu realidad si hubieras tomado responsabilidad sobre un deseo, si hubieras pasado a la acción y hubieras perseverado con ello. Ahora, en tu presente, tienes la oportunidad de conectar con esa realidad, y dar el salto que estabas esperando.
Nos vemos en el futuro,
Fabián